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Retos de futuro que tienen planteados los pocos Círculos Católicos que todavía subsisten en España.

Autores: Benito Nemesio Casabán y Enrique Ros Mora (Presidente y Vicepresidente 1º del Círculo Católico de Torrent), contando con aportaciones significativas de don Miguel Lluch Cerezo (sacerdote Consiliario del Círculo Católico de Torrent durante 30 años, ya fallecido).


¿A QUÉ SE DEDICAN, EN LA ACTUALIDAD, cerca de concluir el AÑO 2023, los pocos Círculos Católicos españoles que todavía subsisten?, ¿QUÉ RELACIONES MANTIENEN CON OTRAS INSTITUCIONES distintas a ellos?, ¿CUÁLES SON SUS PRINCIPALES PREOCUPACIONES?; ¿QUÉ RETOS, EN LA ACTUALIDAD, TIENEN PLANTEADOS LOS CÍRCULOS CATÓLICOS ESPAÑOLES Y POR DÓNDE PODRÍAN DISCURRIR LAS LÍNEAS PRINCIPALES DE SU ACTUACIÓN EN LOS PRÓXIMOS AÑOS?, son preguntas que nos venimos haciendo muchas personas vinculadas a los distintos Círculos Católicos españoles, cuando nos vemos en los Encuentros anuales que realizamos en los últimos años.

Sin querer <<pontificar>>, sin pretender <<agotar el tema>>, y a sabiendas de las muchísimas diferencias que se dan entre los Círculos católicos españoles, en cuanto a recursos materiales y humanos, en cuanto al volumen y la clase de actividades, hemos redactado estas páginas cuyo contenido queremos compartir con todos aquellos que, como nosotros, quieren ayudar a que estas entidades que actualmente, en el año 2023, todavía están en funcionamiento, no solo se mantengan, <<malviviendo, a trancas y barrancas>>, sino que vayan a mejor.

No tienen más valor que la expresión pública de algo que nos preocupa a todos, y posiblemente, habrán personas que no estarán exactamente de acuerdo ni con el análisis de la situación que exponemos, ni con las posible soluciones que planteamos.

En cualquier caso, queremos abrir la reflexión y el debate sobre el presente y futuro de los Círculos católicos españoles, utilizando esta Página Web de la Confederación.


I.- DESCRIPCIÓN DE SUS PRINCIPALES ACTIVIDADES.

a) En lo concerniente a la formación en Doctrina Social de la Iglesia.

En los últimos 25 años, algunos de los Círculos, organizan Cursos de formación en materias de la Doctrina Social de la Iglesia, unos de forma continuada y sistemática, y otros, tan solo de forma puntual, aprovechando algún evento. En ocasiones, a tal fin, cuentan con la colaboración de otras instituciones como Universidades católicas, Institutos Sociales Obreros, o Delegaciones diocesanas.

Alguno de los Círculos organiza en torno a la festividad de San José Obrero, distintos actos formativos en Doctrina Social de la Iglesia encuadrados en un conjunto de actos a los que denominan SEMANA SOCIAL de esa entidad.

b) En el campo de enseñanzas varias, distintas de las musicales-artísticas, para adultos.

Varios Círculos promueven actividades formativas para adultos, como enseñanza de inglés o de alguna lengua vernácula, de informática o de manualidades.

c) En el campo de enseñanzas musicales.

Varios Círculos organizan actividades de formación musical artística, dirigidas a niños, adolescentes, jóvenes y adultos (cada más, de entre estos últimos, personas ya jubiladas).

d) Actividades artísticas.

Varios Círculos, directa o indirectamente, organizan y promueven actividades artísticas, la mayoría de las cuales tienen que ver con la Música: Bandas de Música, Orfeones y Corales, Grupos folklóricos de danza y canto, Grupos musicales Juveniles; también, Grupos de Teatro.

e) Actividades deportivas.

Algunos de los Círculos, directa o indirectamente, impulsan la práctica de DEPORTES de Equipo, como un medio para propiciar la formación de niños, adolescentes y jóvenes, principalmente.

f) Actividades de convivencia entre los socios.

Todos los Círculos católicos disponen de un salón social que constituye un espacio para el encuentro y la sana convivencia de sus socios, y en muchos de ellos se dispone de servicio de cafetería-bar, y de espacios para la práctica de juegos de mesa.

Muchos Círculos organizan en esos locales determinados actos festivos, como sorteo de <<lotes navideños>>, desayunos o almuerzos con ocasión de alguna festividad señalada, bailes de salón.

Algunos de los Círculos organizan también excursiones de un día o incluso viajes de varios días, en los que pueden tomar parte sus socios y los familiares directos de los mismos.

g) Celebraciones eucarísticas.

La casi totalidad de los Círculos organizan una o varias veces al año celebraciones eucarísticas, fundamentalmente en torno a la festividad de San José Obrero (el día 1 de mayo), o en torno a la festividad de La Concepción Inmaculada de María (8 de diciembre), o en otras fechas señaladas para cada uno de ellos.

h) Actividades en el campo sindical-laboral-empresarial.

Uno de los Círculos desarrolla actividades en el terreno sindical y dispone de servicio de asesoría laboral para trabajadores.

i) Actividades de enseñanza reglada.

Uno de los Círculos es titular de un Centro educativo de enseñanza reglada, , en el que se imparten enseñanzas de Pre-escolar, Educación Infantil, Enseñanza Primaria, Enseñanza Secundaria, Bachillerato y algunos ciclos formativos de Grado Medio y Superior de Formación profesional.

j) Actividades de acción y compromiso social.

Algunos de los Círculos Católicos impulsan actividades y programas de evidente compromiso social, de promoción cultural de la mujer, de atención a inmigrantes y otros colectivos desfavorecidos, de protección a menores en situaciones de cierto riesgo de exclusión social.

Algunos Círculos colaboran activamente con las CÁRITAS o con las FRATERNIDADES DE ENFERMOS de sus localidades, o, a través de MANOS UNIDAS, con programas de impulso al desarrollo en Tercer Mundo.

k) Otras actividades.

Concurso de belenes, concursos de felicitaciones navideñas, lectura continuada de la Biblia, etc……..


II.- COLABORACIÓN CON LA IGLESIA CATÓLICA.

Los Círculos Católicos, siguen teniendo en la actualidad una relación bastante fluida con los sacerdotes que están al frente de las Parroquias de sus propias localidades, al menos con aquéllas en cuyo territorio desarrollan sus actividades, aunque, la actividad de los Círculos no forma parte de la actividad impulsada desde dichas parroquias.

En varios casos, a través de sus sacerdotes Consiliarios, esta relación de comunicación llega hasta los obispos de sus respectivas diócesis.

En distintos Círculos Católicos se realizan actividades en colaboración con entidades de la Iglesia Católica, como por ejemplo, con Parroquias, Cofradías, Conferencias de San Vicente de Paul, Cáritas, MANOS UNIDAS, Delegaciones diocesanas de distintas actividades pastorales, entre otras.

Dentro de la Confederación, hay Círculos católicos que son personas jurídicas canónicas, es decir que fueron constituidos originalmente de acuerdo a las normas del Derecho Canónico y mantienen, hasta la fecha, dicha naturaleza jurídica canónica, y hay Círculos católicos que se constituyeron, en el último tercio del siglo XIX o principios del siglo XX, como asociaciones civiles, manteniendo dicha naturaleza hasta la fecha.



III.- COLABORACIÓN CON ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Y CON ENTIDADES PRIVADAS NO VINCULADAS A LA IGLESIA CATÓLICA.

A través de sus muchas de sus actividades, los Círculos Católicos suelen mantener relaciones de colaboración con sus respectivos Ayuntamientos, y también, en ocasiones, con las Diputaciones provinciales a las que pertenecen las localidades en las que desarrollan su actividad; también, con los Gobiernos de sus Comunidades Autónomas, sobre todo con Consejerías de Cultura y de Acción Social, que aportan algunas subvenciones económicas a programas y actividades de los Círculos.

También algunos Círculos desarrollan programas y actividades en colaboración con Fundaciones privadas, de naturaleza cultural artística y de acción social.


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IV.- DIFICULTADES QUE MÁS PREOCUPAN EN LA ACTUALIDAD A LOS CÍRCULOS CATÓLICOS.

Los Círculos Católicos que forman parte de la Confederación detectan, en líneas generales, estas dificultades:

• Insuficiente implicación de un gran número de sus socios en las actividades de estas entidades que mejor responden a su carisma fundacional: Formación y difusión del Magisterio de la Iglesia conocido como Doctrina Social de la Iglesia, y acción social de cara a los más desfavorecidos (las personas que sufren el <<descarte>> a las que tanto se refiere el papa Francisco).

• Los pocos recursos económicos propios de que disponen la mayor parte de los Círculos Católicos, y las dificultades para acceder a conseguir recursos económicos de terceros.

• En muchos de los Círculos católicos, la elevada edad de la mayoría de sus socios unida a la dificultad por incorporar a personas jóvenes.

• La falta de una adecuada estrategia de comunicación, no solo con los Medios de comunicación, sino con todo el entramado social de las localidades en las que desarrollan sus actividades.



V.- ALGUNOS DE LOS RETOS DE FUTURO QUE EN LA ACTUALIDAD TIENEN PLANTEADOS LOS CÍRCULOS CATÓLICOS ESPAÑOLES, Y POSIBLES LÍNEAS DE SU ACTUACIÓN EN LOS PRÓXIMOS AÑOS.


1.- Una de ellas, la primera, por sus exigencias de radicalidad, sería la de llevar a término el compromiso cristiano de ayudar al prójimo más necesitado.

En el último tercio del siglo XIX constituían ese prójimo más necesitado, en los Círculos Católicos que aparecen en localidades eminentemente agrícolas, los jornaleros y braceros del campo, y en los Círculos Católicos que se crean en las grandes ciudades (capitales de provincias o núcleos urbanos industriales), los obreros de las industrias, construcción y en menor medida, de comercios y empresas de servicios, así como, sus familiares más cercanos, especialmente sus hijos.

En el año 2023, en España, se encuentran arraigados los Sistemas públicos que aseguran a sus habitantes, en general, aunque todavía quedan excepciones,

• la cobertura en materia de prestaciones públicas por jubilación, incapacidad para el trabajo, viudedad, orfandad, desempleo, así como por discapacidades;

• la cobertura en materia de prestaciones económicas NO contributivas, como pueda ser la del <<salario mínimo vital>>;

• la cobertura en materia de asistencia médico sanitaria y, aunque en menor medida, farmacéutica;

• la enseñanza, prácticamente gratuita, hasta los 16 años de edad;

También los derechos individuales y colectivos de los trabajadores están protegidos por el ordenamiento jurídico, con bastante intensidad y eficacia.

También disponemos de una red de asistencia y protección social, apoyada en las Administraciones autonómicas y Ayuntamientos, focalizada en la atención a menores de edad, a mayores de edad dependientes, a personas con discapacidades, así como también en personas con dependencias, o personas que viven en la calle por variadas causas.

Y de alguna manera, a diferencia de lo que ocurría en España, hasta mediados del siglo XX, personas con unos ingresos económicos moderados, pueden acceder a préstamos para adquisición de vivienda o para tomarla en alquiler (aunque, en los últimos tiempos, el incremento del precio del dinero, una política inadecuada en la promoción de suelo urbano y construcción de nuevas viviendas, y en la rehabilitación de vivienda antigua, está generando cada vez más dificultades en este terreno).

El prójimo más pobre y necesitado, en la España del año 2023, es distinto al prójimo más pobre y necesitado de finales del siglo XIX:

Entre quienes viven en el entorno geográfico de las localidades en las que están situados los Círculos católicos españoles, el rostro del prójimo, más pobre y necesitado, puede ser, entre otros, el de

• ancianos que viven solos;

• reclusos que están en la cárcel;

• drogodependientes;

• alcohol dependientes;

• enfermos mentales que carecen de un entorno familiar adecuado;

• personas <<sin techo>> o en grave riesgo de perderlo;

• personas que ejercen la prostitución como medio de subsistencia;

• personas que se encuentran seriamente afectadas por la crisis de su matrimonio o de su unión afectiva de pareja;

• enfermos desahuciados, terminales, moribundos, que carecen de un entorno adecuado que les acompañe y apoye en esta etapa tan dura de su vida;

• jóvenes que tienen serias dificultades para incorporarse al mercado de trabajo y para abrirse camino en el mundo laboral de los adultos;

• desempleados, sin medios económicos y con cargas familiares, con graves dificultades para ser contratados laboralmente;

• emigrantes, y muy especialmente, de entre estos, quienes se encuentran en situación <<irregular>>;

• hijos menores de edad de emigrantes, en los primeros años en que ellos están en España.

Se trata de personas a las que los Servicios Públicos Asistenciales dependientes de las distintas Administraciones Públicas, dentro de un Estado <<en teoría social>> como dice serlo el español,

• bien por las propias dificultades que la problemática que presentan estas personas conlleva,

• bien por la escasez de los recursos públicos (personales y materiales), de los que se dispone,

• bien por dificultades e impedimentos de carácter legal o reglamentario,

NO LES PRESTAN LA AYUDA Y EL APOYO NECESARIO para afrontar, adecuadamente, la problemática y las dificultades que les afectan y en medio de las cuales ellos <<mal viven>>, lo que es ciertamente atentatorio para su dignidad de seres humanos.

Y también, entre quienes viven fuera de las localidades en las que están situados los Círculos católicos españoles, incluso a miles de kilómetros de distancia, hay otro prójimo necesitado de ayuda, del que sabemos y conocemos a través de los medios de comunicación que han <<empequeñecido>> el mundo, salvando las distancias. Pensemos en esas casi mil millones de personas que en la actualidad padecen hambre extrema en el mundo, como denuncia la ONG Manos Unidas, o esos muchos millones de personas que padecen VIH/SIDA en África, o en esos mil millones de personas que no tienen acceso fácil a agua potable o que viven con menos de 1’5 dólares al día, o en los diez millones de niños y niñas, que mueren antes de cumplir los 5 años de edad por causas perfectamente evitables en España, o en los miles de millones de personas que se ven privados del ejercicio de derechos cívicos como el de igualdad, de libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de asociación, libertad de huelga o el de libertad de elección real de sus gobernantes, o en los miles de millones de personas que no tienen derecho a recibir asistencia sanitaria, ni a acceder a la enseñanza, ni a percibir prestaciones económicas en situaciones de enfermedad o vejez, y que son explotados laboralmente.

Ciertamente que los Círculos católicos NO pueden resolver los gravísimos problemas que afectan a tantas y tantas personas <<pobres>> y <<necesitadas>>, a los que el papa Francisco se refiere como víctimas del <<descarte>>, y que son el <<prójimo>> al que Cristo nos llama, imperativamente, para que les ayudemos y atendamos como si fuera Él mismo. Sin embargo, los Círculos católicos españoles, fieles al carisma común que les imprimieron, inspirados por el Espíritu de Dios, sus distintos fundadores, han de estar abiertos a <<aportar su granito de arena>> en esa tarea que, como nos recuerda Jesús, es enorme: <<La mies es mucha y los obreros son pocos>> (Mateo 9, 35-38).

Y habrá de ser cada Círculo católico el que decida cuáles han de ser sus actuaciones concretas. A título de sugerencia, destacar, además de impulsar iniciativas propias, como puedan ser CENTROS DE ACCIÓN SOCIAL de los Círculos, que puede ser muy positivo COLABORAR CON OTRAS ENTIDADES en la realización de programas y actividades en la dirección de atender a los más pobres y necesitados, como

• Parroquias, arciprestazgos y diócesis de las localidades en las que están situados los Círculos católicos;

• Organizaciones No Gubernamentales, de la propia Iglesia o vinculadas a la Iglesia católica, como son, por ejemplo, Cáritas, Manos Unidas, Conferencias de San Vicente de Paul, Congregaciones Religiosas, o ajenas a la Iglesia Católica, como pueden serlo, por ejemplo, Fundaciones y Asociaciones civiles y otras Confesiones Religiosas, cristianas y no cristianas.

• Administraciones Públicas.


2.- Otra línea en la que apoyar la actividad de los Círculos católicos españoles es la formación de los laicos en el conocimiento, asimilación y profundización del Magisterio de la Iglesia que constituye la denominada DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, de manera que desde dicha formación, y efectuando simultáneamente un análisis de los problemas que aquejan a la sociedad actual y a las personas que la integramos, se impulsen vías de solución, adecuadas y realistas, de todo ello.

Tal y como nos recuerda la Constitución dogmática de la Iglesia <<Lumen Gentium>>, aprobada en el Concilio Vaticano II, en los números 30 y siguientes, dentro del Pueblo de Dios, a los laicos, hombres y mujeres, en razón de su condición y misión, les corresponden ciertas particularidades distintas de las que corresponden a los clérigos o a los religiosos: Todos, a su modo, han de cooperar unánimemente a la obra común, todos, abrazaos a la verdad, hemos de crecer en la caridad (Efesos, 4, 15-16).

Ahora bien, el carácter secular es propio y peculiar de los laicos, a quienes pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales; viven en el siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesiones, así como en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social con las que su existencia está como entretejida. Allí están llamados por Dios a cumplir su propio cometido, guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad. A ellos, muy en especial, corresponde iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Jesucristo (nº 31, L.G.).

Los laicos, están llamados, particularmente, a hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no es a través de ellos. Ellos, por los mismos dones que le han sido conferidos, se convierten en testigo e instrumento vivo, a la vez, de la misma Iglesia (nº 33, L.G.). En cuanto a consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, tienen una vocación admirable y han de ser formados para que ellos se produzcan siempre los más abundantes frutos del Espíritu. Todas sus obras, preces, y proyectos apostólicos, la vida conyugal y familiar, el trabajo cotidiano, el descanso del alma y del cuerpo, si se realizan en el Espíritu, incluso las molestias de la vida si se sufren pacientemente, vienen a consagrar a Dios el mundo mismo (nº 34, L.G.).

Cristo cumple su misión profética hasta la plena manifestación de la gloria, también por medio de los laicos, a quienes por ello, constituye en testigos y les ilumina con el sentido de la fe y la gracia de la palabra para que la virtud del Evangelio brille en la vida cotidiana familiar y social.

Los laicos han de ser pregoneros de la fe y de las cosas que esperamos (Hebr 11,1) y deben asociar, sin desmayo, la profesión de fe con la vida de fe. El anuncio del evangelio unido al testimonio de la vida y de la palabra, adquiere una nota específica y una peculiar eficacia por el hecho de que se realice dentro de las comunes condiciones de vida en el mundo: En la vida matrimonial y familiar y en las estructuras humanas.

Formar a los laicos en el conocimiento, asimilación y profundización del Magisterio de la Iglesia en el campo de su Doctrina Social es imprescindible, máxime teniendo en cuenta la complejidad y diversidad de las problemáticas que configuran el mundo actual, y a las que el laico ha de dar respuesta, no solo con palabras sino sobre todo con su testimonio de vida, máxime teniendo en cuenta la rapidez con la que se producen los cambios y la visión deformada de la realidad que es ofrecida por <<sectores interesados en crear una determinada opinión>>.

Los Círculos católicos, teniendo en cuenta sus orígenes y carisma fundacional, han de asumir la tarea no solo de formar a sus socios en la Doctrina Social de la Iglesia, sino a los convecinos de estos, todas las personas que habitan en las localidades en los que cada uno de ellos está asentado.

Además de conocer, en lo esencial, el contenido de la encíclica RERUM NOVARUM, del papa LEON XIII (año 1891), la encíclica QUADRAGESIMO ANNO, del papa Pío XI (año 1931), la constitución dogmática del Concilio Vaticano II, GAUDIUM ET SPES (año 1965), las encíclicas LABOREM EXERCENS (año 1991) y la CENTESIMUS ANNUS, ambas del papa Juan Pablo II (año 2001), y la encíclica DEUS EST CHARITAS (2006) del papa Benedicto XVI, puede ser muy interesante estudiar algunos documentos del último pontificado, el del papa Francisco, como la exhortación apostólica EVANGELI GAUDIUM (año 2013), las encíclicas LAUDATIO SI, (año 2014) y FRATELLI TUTTI (año 2020) y la última encíclica, LAUDATE DEUM, de 04-10-2023.

También puede ser muy interesante conocer, aunque sea sucintamente, el COMPENDIO DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, elaborado por el Pontificio Consejo <<Justicia y Paz>> (año 2004), y también, para estudiar algunas materias del Magisterio de la Iglesia en el campo social, político y económico, el Compendio del Catecismo de la Iglesia (año 2005). También puede ser muy iluminador conocer la nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida pública de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobada por el papa Juan Pablo II, el 21-11-2002, y que se hizo pública tres días después. También, es muy interesante conocer el documento ORIENTACIONES PARA LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LA POLÍTICA, denominado <<SERVIDORES DE TODOS>>, de 26-04-2023, del Arzobispo de Toledo.



3.- La formación de personas mediante el impulso de actividades de convivencia y que permiten ocupar tiempos de ocio de manera cultivadora.

Esta ha sido una característica común a todos los Círculos católicos españoles, a lo largo de toda su historia: Contribuir a la formación integral de sus socios y también de otras personas del entorno más próximo a ellos, dentro de sus propias instalaciones, ofreciendo la ocupación del tiempo libre en

• Actividades artístico-culturales (sobre todo musicales, de danza y teatrales);

• Actividades deportivas, tanto de competición en equipo, como meramente recreativas, incluso gimnasia de mantenimiento;

• Actividades de mera convivencia, en salones <<tipo casino>> en los que hay habilitados espacios para juegos de mesa, billar, lectura o la charla, con el aliciente de un adecuado servicio de cafetería y bar;

• Actividades formativas en habilidades como idiomas extranjeros, lenguas vernáculas, informática o manualidades.

Los Círculos católicos tendrían que plantearse, si quieren sino intensificar sí mantener este tipo de actividades, evitando su desaparición en pocos años,

• Mejorar los medios y las dependencias de los Círculos católicos en los que se desarrollan estas actividades, ajustándolas a las nuevas exigencias del ordenamiento jurídico para este tipo de espacios, y respondiendo a las nuevas expectativas que los participantes en las mismas.

• Abrir estas actividades, en la medida de lo posible, a personas que no sean socios de los Círculos católicos.

• Estar abiertos a la colaboración con otras entidades, básicamente Administraciones Públicas, para el desarrollo de estas actividades, a sabiendas que con la oferta pública NO es posible competir, pero convencidos de que dichas Administraciones Públicas si no nos ven como competidores, pueden valorarnos y apoyarnos como colaboradores.


4.- Apertura de los Círculos católicos, en el desarrollo de todas las actividades, a la sociedad civil, al vecindario de la localidad en la que están funcionando.

Los Círculos católicos han de realizar un esfuerzo constante de abrirse a la sociedad civil de la que forman parte.

Un gran riesgo que corren los Círculos católicos españoles, fundados hace 130 o 140 años aproximadamente, es que sean percibidos por la mayoría de sus con ciudadanos como entidades <<ANTIGUAS>>, <<ABURRIDAS>>, <<ENQUISTADAS EN UN PASADO LEJANO>>, <<APEGADAS A PRÁCTICAS Y COSTUMBRES QUE NADA TIENEN QUE VER CON PERSONAS MAYORES YA JUBILADAS>>.

Ha de ser una constante preocupación de quienes dirigen los Círculos católicos españoles impulsar una política de <<PUERTAS ABIERTAS>>. Y sin pretender efectuar una exhaustiva relación de posibilidades encaminadas a ello, los Círculos católicos podrían hacer lo siguiente:

• Nombrar a una persona responsable de comunicación de la entidad (lo ideal sería elegirlo de entre los miembros de su Junta Directiva), que necesariamente habría de conseguir los datos identificativos de los periodistas pertenecientes a los Medios de Comunicación de la localidad en la que el Círculo católico se encuentre ubicado, de los responsables de comunicación de la diócesis de la Iglesia Católica en cuyo territorio se encuentre el Círculo católico, y el de los directivos de las entidades que desarrollen actividades coincidentes en su misma localidad, al igual que los responsables del Gabinete de comunicación municipal de la localidad en la que se encuentre el Círculo, a los efectos de remitirles, información completa y detallada de todas las actividades promovidas por el Círculo o con las que el Círculo colabora de alguna manera.

• Poner en marcha una Página Web del propio Círculo católico, en la que informar, al menos, de todos los programas y actividades impulsados por el propio Círculo o con los que el Círculo católico colabora.

• Invitar a asistir, a los directivos de todas las instituciones, públicas y privadas, de la localidad en la que Círculo católico tenga su domicilio, a todos y cada uno de los actos realizados en el mismo por haber sido organizados por el propio Círculo o en los que el Círculo católico colabora.

• Elaborar, publicar y difundir entre sus socios e instituciones, públicas y privadas de la localidad en la que los Círculos católicos tengan su domicilio social, una REVISTA en la que. ANUALMENTE, se recoja información de las actividades y programas impulsados por la entidad en el año inmediatamente anterior.

• Visitar igualmente, una vez al año cuanto menos, al alcalde o alcaldesa de la población en la que el Círculo católico tenga su domicilio social, al objeto de informarle de las actividades del Círculo, compartiendo problemas, dificultades y necesidades, siempre en actitud colaborativa.

• Visitar igualmente, una vez al año cuanto menos, contando con el apoyo y acompañamiento del sacerdote consiliario del Círculo católico, al Obispo de la diócesis en la que el Círculo tenga su domicilio social, al objeto de informarle de las actividades del Círculo, compartiendo problemas, dificultades y necesidades, siempre en actitud colaborativa.

• Es imprescindible que abramos nuestros Círculos a jóvenes, tanto hombres como a mujeres, comprometidos o no con las actividades pastorales de las parroquias de la localidad en la que cada Círculo católico tenga su domicilio social, pero con inquietudes sociales, con ganas de prepararse y de contribuir a mejorar la sociedad.

• Conseguir la colaboración de terceros en la realización de las actividades que ayudan a conseguir el objeto social de cada Círculo Católico: Esos terceros pueden ser determinadas Administraciones públicas, generalmente las de Administración Local o Comunidades Autónomas; también pueden ser instituciones culturales y benéficas como Fundaciones; y también pueden ser particulares que con pequeños donativos o con algo de su tiempo libre aplicado a actividades de VOLUNTARIADO social, cultural, medio ambiental, aporten su <<granito de arena>> al desarrollo de programas y actividades impulsadas por los Círculos Católicos. Al objeto de facilitar dichas colaboraciones, puede ser de mucha ayuda, que los Círculos católicos que todavía no lo han conseguido, intenten tramitar y conseguir su declaración <<de utilidad pública>> por parte del Ministerio del Interior del Gobierno de España.


Y acabamos, resaltando lo siguiente:

A finales del siglo XIX, los Círculos católicos, aquí en España, fueron abanderados de un movimiento de reforma de la Iglesia católica, empeñándose, con ilusión y entusiasmo, en ayudar a resolver algunos de los gravísimos problemas, auténticas lacras sociales, que sufrían sus contemporáneos.

Seguramente, quienes fundaron los Círculos católicos españoles, hace 130, 140 o 150 años, sintieron la tentación de QUEDARSE EN SU CASA SIN HACER NADA, y la consecuencia, de haber sucumbido a dicha tentación, hubiera sido que los Círculos católicos no hubieran iniciado su andadura en nuestro país. Sin embargo, aquellos laicos, confiados en la acción de Dios y acompañados por sacerdotes y obispos clarividentes, trabajaron de forma esforzada para poner las bases del movimiento renovador de la Iglesia en España, en la parte final del siglo XIX, y los Círculos católicos se pusieron en marcha.

También los directivos de los Círculos católicos españoles que todavía subsisten, tienen dos opciones:

• No hacer nada, dejando que los Círculos católicos que quedan desaparezcan, de derecho, o de hecho;

• O, por el contrario, introducir cambios en orden a revitalizar estas instituciones, desde la fidelidad al carisma fundacional de las mismas, y confiando, siempre, en la acción PROVIDENTE Y AMOROSA DE DIOS, que nos quiere como a hijos de una forma intensísima, tal y como nos recuerda el salmo 27, 10-14: <<AUNQUE MI PADRE Y MI MADRE ME ABANDONEN, TU SEÑOR, NO ME ABANDONAS, TE HARÁS CARGO DE MÍ. ¡SEÑOR, MUÉSTRAME TU CAMINO!.

Tratando de caminar por esta segunda vía, nos encontramos quienes, con la mejor buena voluntad, hemos redactado este artículo, con la intención de animar a todos los que formamos parte de los Círculos católicos españoles a caminar, más lentos o más rápidos, cada cual según sus recursos y capacidades, en esta dirección.


12 de Octubre de 2023


Benito Nemesio Casabán y Enrique Ros Mora


 
 
 

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